LA EDUCACIÓN EN ANDALUCÍA: EL CAMBIO NECESARIO

     Mientras la Junta de Andalucía crea conflictos allí donde no existen y reproduce el Estatuto de Autonomía catalán sin que nadie lo haya pedido, la casa andaluza está sin barrer y los problemas se acumulan. Más de dos décadas de gobierno socialista y una sociedad adormecida han logrado colocar a Andalucía en el último lugar en el ranking nacional de excelencia educativa. En cifras, este panorama se resume en que la tasa de abandono escolar de los alumnos andaluces es del 38,7% (7 puntos por debajo de la media nacional),  el gasto público por alumno es un 25% menor que el del resto de España, la tasa bruta de graduados en bachillerato es del 40%...Datos cuantificables extraídos de las estadísticas del Ministerio de Educación. A ellos hay que unir el acoso a los centros educativos de iniciativa social, conocidos como concertados.     

      En este marco, la Junta de Andalucía se ha visto obligada a hacer público su proyecto de Ley de Educación. Hasta ahí bien; no está mal que, tras veinte años de gobierno, el PSOE se decida a reformar la educación. Sin embargo, tras analizar detenidamente el texto de la propuesta, nos encontramos que falla la premisa mayor. Es decir, la Junta de Andalucía no reconoce las graves deficiencias de su política educativa y los pésimos resultados que están produciendo.    

Desde un diagnóstico equivocado, el tratamiento que propone la Consejería andaluza de Educación no es el adecuado. De manera que el proyecto de Ley de Educación olvida cuestiones imprescindibles de abordar como mejorar el aprendizaje de las competencias clave, resolver el fracaso escolar y la violencia en los centros, permitir el desarrollo de nuevos proyectos educativos de calidad, fruto de la iniciativa social, favorecer la libertad de los padres en la elección de centro escolar para sus hijos o aumentar  el gasto público en educación. Otros contenidos de la ley son, en principio, aceptables. Es el caso de la creación de Agencia Andaluza de Evaluación Educativa; lo que es preciso es que esta institución tenga un funcionamiento  independiente y sus resultados sean transparentes. Como ya expusimos en el Informe sobre la Educación en Andalucía (febrero 2006), las políticas educativas de nuestra Comunidad pasan por desarrollar un Pacto Social por la Excelencia Educativa, definir un Modelo de Excelencia Educativa, dotar a la Consejería de Educación de un presupuesto creciente que permita situar el gasto público por alumno en la media nacional en cinco años, promover nuevas experiencias educativas desarrolladas por la sociedad, favorecer la libre elección de centro escolar por parte de los padres, crear el Observatorio de fracaso y violencia escolar, fomentar, a través de las Escuelas de Padres, una mayor implicación de padres y madres, generar un compromiso real por la educación en valores y elaborar un programa para potenciar la figura del profesor. En definitiva, si Andalucía no hace autocrítica y no da un vuelco a su sistema educativo, será la sociedad entera la que se resienta por la ausencia de profesionales y personas formadas, capaces y comprometidas en la construcción de un futuro mejor para nuestra tierra.   

Miguel Gómez de Agüero, presidente de PROFESIONALES POR LA ÉTICA DE ANDALUCÍA.